lunes, 21 de noviembre de 2011

Imagen sagrada fue homenajeada por la alcaldía de Lima, el Palacio de Gobierno y el Congreso. Ollanta Humala cargó en andas al Señor de los Milagros.

Oración. La imagen más venerada de nuestro país despertó, un año más, la concurrencia de miles de personas a la procesión por el Centro de Lima. Fue un día de rezos. Un día de plegarias católicas por el Cristo peruano.

                            Entre lágrimas, súplicas y una infinidad de fieles que pugnaban por tocarlo, se abrió camino en las calles de Lima el Señor de los Milagros. “Gracias a él pude formar una familia. Hace años le pedí hijos y me los dio. Soy muy feliz”, confesó Teodora Blas, devota audaz que pese a su edad (63 años) atravesó el cordón policial que separaba a la masa de la imagen sagrada.
En este su tercer recorrido, el también llamado Cristo de Pachacamilla congregó a miles de personas a lo largo de la Av. Tacna, donde además de los acostumbrados rezos resaltaron las vinchas moradas, las estampitas y los rosarios que ofrecieron los ambulantes. “Están bendecidas, llévelas que se acaban”, gritaron al público.
Lo mismo ocurrió en la Av. Emancipación, cuyas estaciones del Metropolitano estuvieron repletas, esta vez, no de pasajeros sino de la fe que desbordaba de ellos.
“Por favor, háganse a un lado, todos queremos ver al Señor”, pronunció una señora, quien intentaba subir a la estación Tacna, convertida en la tribuna perfecta para ver el recorrido del Cristo.
Fe llegó a los gobernantes
Mientras los fieles se entregaban a su devoción, la policía y los bomberos realizaban un despliegue por todo el Centro Histórico, hasta que finalmente la imagen sagrada de casi dos toneladas llegó al Palacio Municipal.
Fue recibida con ofrendas florales por la alcaldesa Susana Villarán y su grupo de regidores, quienes oraron juntos frente al Cristo Morado.
Lo mismo sucedió a su llegada al Palacio de Gobierno, adornado para la ocasión con dos enormes lazos blanquimorados a los extremos. Desde unos de los tradicionales balcones, el presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia saludaron al Señor de los Milagros y a la multitud devota.
Incluso el mandatario cargó el anda del Cristo Sagrado y le encendió unos cirios como parte de un breve homenaje al Señor.
Fieles pidieron paz
Sin embargo, fue en el Congreso cuando el público dejó atrás sus inhibiciones y realizó dos pedidos en voz alta. “No queremos violencia, no queremos corrupción”, pronunciaron en tanto avanzaban las sahumadoras y la cuadrilla.
Allí, el titular del Legislativo, Daniel Abugattás, rezó, al igual que diversos parlamentarios, por el bienestar de nuestro país.
Horas después recibieron las bendiciones del Cristo Morado los pacientes de los hospitales Dos de Mayo y Guillermo Almenara. La fe llega a todos, no sabe de distinción ni diferencias. Todos le rezan al Señor de la fe.

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